20.10.06

Flores.

Flores. Blancas y pequeñas.
Me gustan éstas flores. Por eso las agregué a mi portafolio, de portada. Quedó lindo creo yo. Estaba incompleto, pero al menos presentable.
¿Y de éstas flores qué puedo decir antes de dormirme en la silla?
Creo que sólo puedo decir que esta foto es del campo, pero no de mi casa. La tomé en la huerta de una señora que vive cerca de mi casa. Lindas flores.
Y éste sí es un caramelo alegre. Las miro y parece que me dijeran: sonríe. Yo trato de hacerles caso o no las miro. Porque es difícil eso de andar sonriendo por la vida con tanto trabajo pendiente, teniendo tanto que estudiar. Al menos sólo quedan tres certámenes... por ahora.
Fechada no convincentemente el cinco de diciembre de dos mil cuatro.

11.10.06

Pétalo.

Olvidada como este pétalo. O jamás buscada, jamás vista, jamás requerida. Porque no veremos las cosas buenas si no las buscamos y no me refiero a mí. Todo está ahí. Si no lo buscamos ni queremos verlo no importará si embellece o entristece o nos hace sonreir. Pasará inadvertido y se perderá bajo la tierra.
No quiero perderme. No quiero perder nada.
Alguna tarde en el campo, en el antiguo jardín con el rosal que más me gusta. Al menos de los que hay en mi casa. Sus rosas tienen un olor muy agradable. Además de que no son ni rosadas ni rojas afucsiadas - si existe la palabra -, las mayores variedades en mi casa.
La verdad es que no me gusta del todo la foto, por las hojas verdes borrosas. Pero el pétalo me causa tal tristeza, de algo hermoso que se olvida para siempre - como perder la inocencia o la risa cristalina de la niñez -, que no puedo no querer a esta foto. No puedo no agregarla.
Fechada poco confiablemente, como siempre, el veintiséis de abril de dos mil cinco.

4.10.06

Árbol seco.

Casi pintado a mano. Cuando aprenda a pintar así me retiro de cualquier profesión que esté ejerciendo. Incluyendo los estudios. Me dedicaría a pintar alegremente si pudiera hacerlo de ésta manera.
Recuerdo de verano en las montañas, en donde nacen los ríos y las ideas esperanzadoras sobre el futuro. En un lugar sin edificios ni demasiadas casas. ¿Qué más puedo decir?... es un árbol seco y tiene una inquietante desproporción que me atrae. Como la vida, llena de desproporciones equilibradas. A ver si llego pronto al equilibrio, porque por ahora voy en pendiente a estrellarme contra el suelo.
La supuesta fecha para ésta sería el primero de febrero de dos mil cinco. ¡Uf!, en ese tiempo ni siquiera conocía las complicaciones.