11.10.06

Pétalo.

Olvidada como este pétalo. O jamás buscada, jamás vista, jamás requerida. Porque no veremos las cosas buenas si no las buscamos y no me refiero a mí. Todo está ahí. Si no lo buscamos ni queremos verlo no importará si embellece o entristece o nos hace sonreir. Pasará inadvertido y se perderá bajo la tierra.
No quiero perderme. No quiero perder nada.
Alguna tarde en el campo, en el antiguo jardín con el rosal que más me gusta. Al menos de los que hay en mi casa. Sus rosas tienen un olor muy agradable. Además de que no son ni rosadas ni rojas afucsiadas - si existe la palabra -, las mayores variedades en mi casa.
La verdad es que no me gusta del todo la foto, por las hojas verdes borrosas. Pero el pétalo me causa tal tristeza, de algo hermoso que se olvida para siempre - como perder la inocencia o la risa cristalina de la niñez -, que no puedo no querer a esta foto. No puedo no agregarla.
Fechada poco confiablemente, como siempre, el veintiséis de abril de dos mil cinco.